Mónica de Hipona, madre de Agustín
Agustín, su hijo más prometedor, había recibido la mejor educación, pero se desvió en la pubertad
Agustín, su hijo más prometedor, había recibido la mejor educación, pero se desvió en la pubertad
Me había prometido a mí mismo, que si al llegar a los 40 no lograba alcanzar mis sueños, me quitaría la vida
Hace años, compartí un chisme acerca de una amiga y su familia, y ella se dio cuenta
La realidad es que me sentía desatendida. Con mis hermanas pasaba buen tiempo de risas, al tiempo que llorábamos al compartir el sentir de abandono
Le platiqué todo, hasta el grado de pensar quitarme la vida, y él dijo: ¿Con que todos le han fallado?
A los catorce años me inicié en mis estudios de filosofía Yogui, ejercicio de Karate, Astrología, Zen, rosacrucismo, Masonería, Ocultismo, Espiritismo, lectura del Tarot y las cartas, así como “limpias” y trabajos espiritualistas
Participé en tantas peleas, que tengo el cuerpo marcado como resultado de aquellos días
Hay esperanza para las mujeres rotas. Hay esperanza para los hombres rotos.